Román Espinosa fue un pintor, nacido en Papantla, que a los dieciséis años llega a vivir a la capital veracruzana. Su vida se manifestó en un constante vaivén. Desde su tránsito cotidiano en una vida gitana entre la ciudad de Xalapa y Coatepec, entre el ritmo espeso de la ciudad y el silencio acompasado del bosque, entre el color y el blanco-negro, entre la fortaleza de sus manos realizando las katas del karate, hasta las curvas pinceladas que caracterizan su obra. Formó parte de aquellas primeras camadas de artistas que nos brindaron el proyecto de la ahora Facultad de Artes Plásticas, cuando iniciaba en el edificio de Diego Leño, ante el cual, una mañana, el maestro Román se encontró en medio de un paseo por la ciudad, y sintió un brinco en el corazón, sabía que su destino se encontraba al interior de ese espacio.
Este tipo de intuición, así como las colisiones de formas y colores, son el sello de su obra, en la cual se adivina siempre un eterno movimiento en medio del cual podemos adivinar paisajes, cuerpos, animales y personajes que se encuentran al punto de una acción, o quizás, de una gran transformación. Pareciera la captura de lo incomprensible del cuerpo, de eso inconsciente que se manifiesta en la carne y que más que condensar un saber, se encuentra al borde de una realización, de la dulce imposibilidad de capturar una nube.
La Galería Realia tiene el honor de albergar en su espacio una exposición retrospectiva, como homenaje póstumo al trabajo de este artista. Los esperamos este jueves 3 de agosto a las 19:30 hrs. para brindar y compartir por sus más de cuarenta años de trayectoria.